Datos personales

miércoles, 3 de diciembre de 2014

24 ANCIANOS QUIENES ERAN,HOMBRES O ANGELES?





Este es uno de los temas de discusión  en el entorno evangélico en todo el mundo
sobre quienes eran los 24 ancianos del libro de apocalipsis o revelación.

Dejemos que las escrituras nos hablen,son certeras e infalibles se interpretan
correctamente:
 

 “Y alrededor del trono había veinticuatro tronos, y vi sentados en los tronos a veinticuatro
ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.(APOC 4:5) 


No se especifica la identidad de los veinticuatro ancianos. Sin embargo, lo más probable

 es que
 sean representativos de la Iglesia.
                         
 No son seres angelicales, como algunos sugieren. Si están  sentados en tronos, indica
 que ellos reinan con Cristo. en las escritura no se habla de ángeles que gobiernen o se 
sienten en tronos.

 la palabra griega  “ancianos” nunca es usada para referirse a ángeles, sino únicamente 

a hombres,  La palabra anciano sería inapropiada para referirse a ángeles, quienes
 no tienen edad.

 Su modo de vestir también indicaría que se trata de hombres. Mientras que los ángeles 
aparecen en blanco, las vestiduras blancas son más comúnmente relacionadas con los
 creyentes, simbolizando la justicia de Cristo imputada a nosotros en la salvación
 (APOC. 3:5)


Las coronas de oro de los ancianos, también indica que se trata de hombres, no ángeles. 

 La palabra traducida aquí como “corona,” se refiere a la corona de victoria, usada por 
aquellos que han competido exitosamente y ganado la victoria, como Cristo lo prometió 
(APOC:2:10).



"Hay una evidente alusión a la 24 clases, o "suertes", del sacerdocio Judaico  1Crónicas
 24: 7-19. Con esta reserva: que los "ancianos" no representan a todos los sacerdotes
 de esas diversas clases, sino únicamente a sus jefes. 

         Esos jefes de los sacerdotes, no lo dudo, son los santos glori­ficados en el cielo y 
con esto, me refiero tanto a los santos del An­tiguo como del Nuevo Testamento. Hay, 
pues, buenos motivos para creer que los 24 an­cianos no sólo reresentan la Iglesia, 
sino a todos los santos que resucitarán cuando la Aparición del Señor Jesús, según 
 escrito: "Los que son de Cristo, en su venida o( "presencia"), gr parusía, 1 Cor 15:23.


 los 24 "ancianos" no son, ni pueden ser án­geles, lo prueba el hecho de estar coronados

y sentados sobre tronos. En ninguna parte de la Escritura vemos ángeles elevados
 a semejante dignidad; ejercen sí, el poder, mas no reinan nunca.

CONCLUYO:  diciendo, que los 24 ancianos son la representación de la iglesia.
su adoración y su coronación solo pertenece a los hombres no a seres angelicales.

SHALOM.ADONAY!


·          

Día de reposo y exégesis bíblica





Día de reposo y exégesis bíblica
¿Dan por superado el día de reposo, Romanos 14.6 y Colosenses 2.16?

Héctor B. Olea C.

A modo de introducción:

Después de considerar las reacciones a mi postulado de ayer, mantengo firme mi tesis de que: 1) Jesús no dio por abolido el séptimo día, como día de reposo; 2) Jesús vivió y murió siendo un fiel observante del día de reposo; 3) No hay un mandamiento en el Nuevo Testamento que haya derogado el día de reposo; 4) No hay en el Nuevo Testamento siquiera un pasaje que ponga de manifiesto la existencia de una normativa que exija asumir el domingo como día de fiesta, o de reposo en algún sentido.

Ahora bien, ante estas tesis mías, hay quienes han pensado que Romanos 14.6 y Colosenses 2.16, sí dan por abolido el día de reposo. Pero, ¿es realmente así?

En virtud, pues de esa afirmación, me propuse elaborar esta nota como repuesta, a fin de edificar no sólo a las personas que estuvieron participando en el debate de ayer, sino edificar también y al mismo tiempo, a un público más amplio; por eso no publiqué esta reacción como un comentario, sino en una nota.  

Quiero insistir en que esta nota no tiene el objetivo de pretender lograr que las distintas comunidades de fe confrontadas en esta discusión cambien de opinión; pues dicha meta no sería más que una mera ilusión. Lo que sí me he propuesto es llamar la atención, desde la exégesis bíblica, respecto del debido respeto que merecen los textos bíblicos en esta discusión y siempre, al margen de cual sea la opción que cada comunidad de fe y persona, escoja, haga suya y asuma.

Como ya lo he dicho varias veces, la Biblia aporta el dato, pero es al final la comunidad de fe, la teología y doctrina oficial e institucional, la que decide cómo adopta dicho dato, si como meramente descriptivo, anecdótico, o si como mandato y normativo.   

Por supuesto, el que exista la posibilidad de que la comunidad de fe, y personas en particular, en cierto sentido no valoren los resultados de una adecuada exégesis de los textos bíblicos; esto no exime al exégeta de su trabajo, así de sencillo. Conociendo, pues, esta realidad, presento aquí este trabajo sobre dos pasajes, muy mal empleados y mal entendidos, pero sí muy usados en la discusión que nos ocupa.

Comencemos, pues, nuestra aventura.

I) El domingo como “día del Señor” versus el cuarto mandamiento del decálogo a la luz de Romanos 14.6

La traducción de Romanos 14.6 en distintas versiones de la Biblia

*Reina Valera 1960 “El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.”

*Reina Valera 1995 “El que distingue un día de otro, lo hace para el Señor; y el que no distingue el día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y también da gracias a Dios.”

*Biblia Peshita en español “El que tiene cuidado de un día, para su Señor tiene cuidado, pero cualquiera que no tiene cuidado de un día, para su Señor no tiene cuidado. Y el que come, para su Señor come dando gracias a Dios, y el que no come, para su Señor no come, y da gracias a Dios”

*Versión Popular Dios Habla Hoy “El que guarda cierto día, para honrar al Señor lo guarda. Y el que come de todo, para honrar al Señor lo come, y da gracias a Dios; y el que no come ciertas cosas, para honrar al Señor deja de comerlas, y también da gracias a Dios.”

*Nueva Versión Internacional “El que le da importancia especial a cierto día, lo hace para el Señor. El que come de todo, come para el Señor, y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios.”

*Reina Valera Actualizada 2006 “El que hace caso del día, para el Señor lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.”

*Biblia del peregrino “El que se fija en los días lo hace por el Señor, el que come lo hace por el Señor, pues da gracias a Dios. Y el que no come lo hace por el Señor y le da gracias.”

*Biblia de Jerusalén latinoamericana “El que se preocupa por los días, lo hace por el Señor; el que come, lo hace por el Señor, pues da gracias a Dios; y el que no come, lo hace por el Señor, y da gracias a Dios.”

*Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras “El que observa el día, lo observa para Jehová. También el que come, come para Jehová, pues da gracias a Dios; y el que no come, no come para Jehová, y sin embargo da gracias a Dios”

Ahora bien, quizás algunas personas se pregunten porqué considero importante el que prestemos atención a la traducción de nuestro pasaje en cuestión en distintas versiones de la Biblia. Pues bien, la razón es que a través de algunas versiones de la Biblia, como las primeras tres de la lista (Reina Valera 1960 y 1995, y la Peshita) el texto muestra una especie de relativización de la postura que considera de importancia el observar un día (¿el cuarto mandamiento?) como de especial importancia y observancia en el culto, adoración y servicio a Dios. Esta especie de relativización se manifiesta en dichas versiones con la expresión y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace.

Los problemas surgen cuando observamos que en otras versiones de la Biblia (como las seis restantes de la lista) el texto no permite dicho relajamiento, pues no contienen la frase“y la persona que no lo observa, para el Señor no lo observa” (y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace”).

Ante semejante situación, la apelación al texto griego se hace crucial y obligatoria. ¿Qué, pues, dice el texto griego de Romanos 14.6?

Transliteración fonética: “Jo fronón ten jeméran kurío fronéi; kái jo esthíon kurío esthíei, eujaristéi gar to theó; kái jo me esthíon kurío uk esthíei kái euraristéi to theó”

En primer lugar voy a realizar una traducción por equivalencia formal (literal). Luego haré una traducción por equivalencia dinámica o funcional.

Traducción por equivalencia formal:   

“El que se preocupa por el día, para el Señor lo hace, y el que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios. Y el que no come para el Señor no come y da gracias a Dios”.

Traducción por equivalencia dinámica o funcional:

“La persona que se preocupa por el día, lo hace para agradar al Señor, y la persona que come de todo (que no hace distinción entre los alimentos puros e impuros), también procura agradar al Señor, y da gracias a Dios. La persona que no come de todo (que hace distinción entre los alimentos puros e impuros) igualmente procura agradar al Señor con esto, y también da gracias a Dios”

La pregunta lógica es, ¿por qué esta diferencia textual entre las versiones de la Biblia? ¿Cuáles son las versiones que están en el camino correcto? ¿Cuáles son las versiones que reflejan mejor el texto griego? ¿Cuáles son las versiones que reflejan el mejor texto griego?

El «Comentario Textual al Nuevo Testamento» Griego de Bruce M. Metzger comenta: “Textus Receptus añade la frase “kái jo me fronón ten jeméran kurío u fronéi” (y el que no observa el día, para el Señor no lo observa), con lo que se ciñe a los testigos tardíos (C3 L P casi todos los manuscritos minúsculos sir p, h arm al). Esta glosa es típica del texto Bizantino, y la motivó el deseo de presentar una expresión equilibrada, conforme al modelo de la frase “kái jo me esthíon” (“y el que no come”) que está en la última parte del versículo.”

Por su parte, A. T. Robertson en su «Comentario al texto griego del NT» plantea: “El Textus Receptus tiene también «el que no hace caso», pero no es genuino.”

Por otro lado, la versión Reina Valera 1995 de estudio, a pesar de traducir como la Reina Valera 1960, siguiendo al Textus Receptus, tiene una nota al pie que dice: “En diversos manuscritos no aparece «y el que no distingue el día, para el Señor no lo hace»

Respondiendo, entonces, la pregunta de cuáles versiones reflejan el mejor texto griego, la respuesta es “todas aquellas que no incluyen la frase «y el que no distingue el día, para el Señor no lo hace»”

Ahora, ¿cuáles son las implicaciones de que el mejor texto griego no contenga la expresión «y el que no distingue el día, para el Señor no lo hace»?

Desde mi punto de vista, que el apóstol Pablo no está diciendo que la no observancia del día como su observancia daba lo mismo, que para Pablo no es cierto que relativizara el observar el día, y que en consecuencia pensara que en realidad el observar el día cono no observarlo no hacía diferencia alguna, que era una cuestión puramente ecléctica.  

Es cierto que en Romanos 14 (todo el capítulo) el apóstol Pablo está procurando que la unidad de la iglesia de Roma se mantenga a pesar de algunas diferencias de opiniones, específicamente en lo relativo a la comida (si ha de persistir  o no la distinción entre alimentos “puros” e “impuros”) en primer lugar; y en segundo lugar, en lo relativo a la observancia de un día en especial (¿el sábado?, ¿el cuarto mandamiento del decálogo?) con relación al resto de los días de la semana. 

Lo interesante es que, por un lado, además de que el mejor texto griego no contiene la expresión «y el que no distingue el día, para el Señor no lo hace», una lectura detenida y atenta del capítulo 14 por completo, es claro que el tratamiento que Pablo le da al tema de las comidas, no es el mismo que le da al tema de la observancia de un día en especial en la semana.

Por ejemplo, mientras que respecto a la observancia de un día especial, Pablo lo ventila como un “asunto de conciencia”, versículo 5 (Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente”); sin embargo, respecto a la distinción entre alimentos “puros” (“limpios”) e “impuros” (“no limpios”), el enfoque del apóstol es el siguiente:

Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. 14Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. 15Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. 16No sea, pues, vituperado vuestro bien; 17porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 18Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. 19Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. 20No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. 21Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. 22¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. 23Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado. (Versículos 13-23). ¿Se nota la diferencia en el enfoque?

Si bien pienso que hemos avanzado en la comprensión de nuestro problema, la verdad es que no podemos cerrar esta sección sin analizar si la problemática que Pablo está tratando en Romanos 14 tiene que ver sólo con aspectos relacionados con el paganismo (el mundo gentil) o si también está relacionada con aspectos propios de la religión judía.

Personalmente pienso que un factor determinante en la conclusión a la que lleguemos o pensemos que es la hipótesis más verosímil, es la composición de la comunidad de creyentes en Roma a la que Pablo le escribe. ¿Cuál sería la composición de la iglesia de Roma? ¿Estaría compuesta sólo de gentiles? ¿Estaría compuesta mayoritariamente por gentiles? ¿Habría algún segmento importante de gentiles que previamente habían abrazado la religión judía (prosélitos)? ¿Habría en Roma un número significante de judíos creyentes en Jesús (judeocristianos; Hechos 28.21)? ¿La discusión en torno a la observancia de un día especial de la semana tenía que ver con ideas paganas relacionadas a la mitología y el calendario? O ¿Tendría que ver más bien con la observancia judía del cuarto mandamiento del decálogo (con la observancia del sábado como día de reposo)?  

Abordemos en un primer momento el tema de la composición de la iglesia de Roma. En un segundo momento abordaremos si la situación de Romanos 14 tiene que ver más bien con elementos del paganismo o si del judaísmo.  

¿Cuál era la composición de la iglesia de Roma para cuando Pablo escribe esta carta?

La postura del Nuevo Comentario Siglo XXI

“F. C. Baur, un crítico bíblico del siglo XIX, fue el pionero de una nueva forma de abordar la cuestión de Rom. al hacer hincapié en que ésta, al igual que las otras cartas de Pablo, estaba escrita para tratar problemas específicos dentro de la comunidad a la que estaba dirigida. Muchos estudiosos contemporáneos coinciden con él, encontrando, especialmente en las admoniciones de Pablo a los “fuertes” y a los “débiles” (14:1–15:13), el propósito unificador de la carta. Considerando el asunto desde este punto de vista, Pablo habría escrito con el propósito de sanar una división dentro de la iglesia en Roma. La división era específicamente una entre los cristianos gentiles (los “fuertes”) y los cristianos judíos (los “débiles”), y esto explica la razón por la cual Pablo dedica tanto tiempo en la carta para exponer cuidadosamente la manera en que su teología se relaciona con ambos grupos.”

Joseph A. Fitzmyer («Comentario Bíblico San Jerónimo», Romanos) afirma: “Los comentaristas afirman frecuentemente que para comprender Romanos importa mucho la composición de la Iglesia de Roma. En época moderna, la escuela de Tubinga, E. Renán, T. Zahn, W. Manson y F. Leenhurdt consideraron que estaba integrada sobre todo por judeo-cristianos. Su principal argumento se basa en el uso abundante de citas veterotestamentarias, especialmente del relato de Abrahán; esto parece indicar que Pablo tenía a sus lectores por personas predominantemente de origen judío. Además, había una abundante población judía en la Roma del siglo i (cf. S. Lyonnet, Quaestiones, 1.a ser. [1962], 17-23; H. J. León, The Jews of Ancient Rome [Filadelfia, 1960]), que naturalmente pudo constituir la célula primaria de la Iglesia cristiana. Aunque fueron en gran número expulsados por Claudio, es posible que retornaran al morir éste, el año 54. Sin embargo, otros muchos (entre ellos J. Munck, S. Lyonnet, O. Michel y C. K. Barrett) creen que predominaba el elemento pagano- cristiano. La razón es que Pablo incluye a sus lectores entre los gentiles para cuya salvación ha sido designado como apóstol (Rom. 1.5-7.12-14; 11.11-13; 15.16). De las dos opiniones es preferible la segunda.”

Raymond E. Brown afirma: Había probablemente en Roma 40, 000 o 50, 000 judíos  en el siglo I d.C.; y por los testimonios que poseemos que comienzan en el siglo II a.C., muchos habían llegado de la zona de Palestina-Siria como comerciantes, emigrantes o prisioneros de guerra… Teniendo en cuenta esta historia de presencia judía en Roma, no había de pasar mucho tiempo hasta que judíos creyentes en Jesús y que estaban haciendo conversos en otras ciudades del Imperio, como Damasco y Antioquia, se presentaran en este campo misionero tan prometedor” («Introducción al NT», tomo II, Romanos, página 729-730).

En resumen, la iglesia de Roma, a la que Pablo que escribe la carta (entre el 55-58) estaría compuesta por cristianos gentiles convertidos del paganismo (posiblemente al grupo más numeroso), algunos gentiles que previamente habrían abrazado la religión judía (prosélitos), y judíos que habrían creído en Jesús (judeocristianos).

Pasemos ahora a considerar el trasfondo judío y gentil de la discusión en torno a las comidas y la observancia de un día especial

La discusión en torno a la observancia de un día especial de la semana ¿tenía que ver con ideas paganas relacionadas a la mitología y el calendario? O ¿Tendría que ver más bien con la observancia judía del cuarto mandamiento del decálogo (con la observancia del sábado como día de reposo)?  

El Nuevo Comentario Siglo XXI plantea:
“En 12:3–13:14, Pablo ha mencionado varios componentes bastante generales de la voluntad de Dios, “buena, agradable y perfecta” que deberían caracterizar a los cristianos cuyas mentes están siendo renovadas a través del poder del evangelio (cf. 12:1, 2). Ahora Pablo trata un tema específico propio de la iglesia romana: una división entre los que él llama los débiles [en la fe] (14:1, 2; 15:1) y los fuertes (15:1). Estos dos grupos están discutiendo sobre si los cristianos deben comer carne (14:2, 6, 21); observar días festivos religiosos (14:5, 6); y, posiblemente, beber vino (14:21; cf. v 17; no está totalmente claro si éste era un tema real que la iglesia debía enfrentar o si Pablo sólo lo cita como un ejemplo). 

No podemos identificar con certeza a estos dos grupos. Algunos paralelos con las palabras de Pablo en 1 Cor. 8–10 llevan a algunos eruditos a pensar que Pablo trata aquí el problema de si los cristianos deberían comer carne sacrificada a los ídolos. Otros creen que el debate es sobre si es adecuado o no seguir ciertas prácticas ascéticas que han sido adaptadas de religiones paganas. Pero el énfasis de Pablo en 15:8–13 sobre la importancia de la unidad entre judíos y gentiles —un tema persistente en toda la carta— sugiere, en cambio, que la división se originaba en la insistencia de los cristianos judíos en mantener algunos de sus tradicionales “tabúes”. Como otros piadosos judíos en ambientes gentiles (Dan. 1:8–16; Judit 12:1–4), muchos judíos cristianos de Roma aparentemente habían decidido abstenerse de comer carne (y quizás de beber vino) por temor al contacto con la idolatría. (Esta decisión puede haber sido necesaria debido a su lejanía de la comunidad judía más numerosa, donde habría sido más fácil obtener comida “kosher”.).” (Nuevo Comentario Biblico: Siglo Veintiuno, El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones) 2000, c1999.)

Comentario Bíblico San Jerónimo

“5. distingue un día de otro: La celebración de días santos o de ayuno (entre los judíos) o de días festivos (entre los gentiles) era otro motivo de escrúpulos. Es posible que Pablo se refiera a la primitiva costumbre cristiana de ayunar el miércoles y el viernes (Didajé, 8,1;Hermas Sim., 5.3, 7). En cualquier caso, el hermano «débil» sigue distinguiéndolos cuidadosamente de los días ordinarios, mientras que el converso ilustrado no los tiene en cuenta. Pablo no ve mal alguno en que se mantengan diferentes convicciones acerca de estos asuntos. Pero excluye resueltamente las disputas o el juicio crítico acerca de ellas. 6.por el Señor: Lo que realmente importa en todo esto es la motivación, lo mismo si se observan que si no se observan aquellos días, con tal que en ello se sirva al Señor. Esto es lo que cuenta, pues de un miembro de la familia del Señor se espera que sirva al Señor.” (Cristiandad, 1972)

Philipp Vielhauer («Historia de la literatura cristiana primitiva», Sígueme, 2003) opina: “Esta disensión se ha interpretado a menudo basándose en 15.7s, como una controversia entre judíos y paganos cristianos; pero esta interpretación no es segura, ya que la abstinencia por principio de carne y alcohol no es algo específicamente judío. Nada en todo el pasaje apunta a que se tratara de la validez de la ley judía. Tampoco existe ningún indicio de que se tratara aquí, como en el caso de de los «fuertes» y los «débiles» de Corinto, de la ingestión de la carne sacrificada a los ídolos; en Roma también el vino era objeto de controversia. Al parecer, en esa ciudad se trataba de una ascesis ritualista” (página 197).

La postura judío mesiánica, manifestada en el llamado «Código Real de Nuevo Testamento» es curiosa. Dicha postura llama la atención porque en su afán de apropiarse del NT y pretender tener su mejor interpretación (desdeñando la legítima interpretación cristiana), insiste en no ver en Pablo un distanciamiento de ciertos aspectos de la religión judía (tipo de distanciamiento que definitivamente iría marcando el abismo que existe entre el cristianismo y la religión hebrea en todas sus expresiones). Pues bien, la opinión judío mesiánica es la siguiente: 

“El hecho de que los creyentes de origen gentil vienen de muchos y diferentes trasfondos étnicos, traen con ellos también diferentes días festivos que considera superiores a otros días de la semana. Aquí Pablo no tiene en mente, para nada, una relación entre Shabat- y los otros días o entre los días festivos dados en las Escrituras y el resto de los días del año, porque está hablando a una comunidad que no procede de Israel, sino de entre los gentiles. Por tanto, será responsabilidad de los creyentes de origen no judío, no asumir una actitud de intolerancia étnica, sino de amor y paz entre todos, tanto como posible.”

Finalmente, Raymond E. Brown («Introducción al Nuevo Testamento») sugiere: “Los «fuertes» están convencidos de que pueden comer cualquier cosa y no necesitan considerar especial ningún día; los «débiles» son precavidos respecto a la ingestión de alimentos, confían en el vegetarianismo y observan ciertos días santos. A pesar del esfuerzo de algunos investigadores de relacionar estas preferencias con prácticas de la gnosis helenística o de las religiones mistéricas, esta cuestión refleja probablemente observancias de la ley mosaica. Los «fuertes» consideran estas exigencias como irrelevantes, mientras que los «débiles» (que parecen ser los mismos «débiles» en la fe de 14.1) piensan que son obligatorias. Muchos estudiosos identifican a los «fuertes» con la mayoría de los cristianos de Roma de procedencia gentil, mientras que los «débiles» serían los judeocristianos; pero esta suposición va más allá (o incluso en contra) de los textos... Los «débiles», pues, podrían ser una combinación de tales paganos conversos y de los judeocristianos, retornados a Roma tras la muerte de Claudio. Por otra parte, otros judeocristianos, amigos de Pablo y a los que menciona en Romanos 16, podían haber estado entre los «fuertes»” (tomo II, páginas743-744).

A favor de la posición de Raymond E. Brown está el que Pablo, siendo judío y fariseo (Filipenses 3.4-5), se ubica personalmente entre los fuertes, cuando dice: “14Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es.” (14.14); “Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite” (14.20b-21); “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos” (15.1).

De todos modos, probablemente este sea un asunto insoluble satisfactoriamente.  

En resumen, la controversia entre los «fuertes» y los «débiles» que Pablo afronta en Romanos 14, sin negar del todo el que implicara algunos elementos del paganismo, parece más bien un disputa relacionada con la observancia de ciertos aspectos de la ley mosaica.

Y a luz de esto, resulta más relevante lo que advertí antes, al destacar el enfoque un tanto distinto con que Pablo aborda el tema de los alimentos, y la cuestión de la observancia de un día especial en la semana. El hecho es que para Pablo la observancia de un día especial, es un “asunto de conciencia”, versículo 5 (Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente”).

No obstante, es probable que haya quienes piensen que el versículo 14 (“Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es”) sugiera que también la distinción relativa a los alimentos sea igualmente una cuestión de conciencia; sin embargo, la primera parte del mismo versículo 14 (Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo”) parece ir en contra de esta idea. Además lo dicho por el apóstol en los versículos 15-17, reafirma la distinción del enfoque.

Es interesante que las premisas (¿conclusiones?) que Pablo señala en los versículos 15-17, comenzando con el mismo 14, no las sugiera respecto a la cuestión de la observancia de un día especial. 

Finalmente, y para las objetivos de este trabajo, quiero destacar que Romanos 14 ha sido y es usado y citado por los grupos cristianos no observantes del sábado (que asumen el domingo como día reposo y del Señor), para justificar su postura, y en contra de la opción de los grupos también cristianos, pero que defienden y sustentan la observancia del sábado, el séptimo día, como día de reposo. Quizás ahora también haya que colocar a los movimientos judíos mesiánicos al lado de los grupos sabáticos (¿adventistas del séptimo día?) en esta cuestión.   

Conclusión: El mejor texto griego de Romanos 14.6 no relativiza la observancia del día de reposos, pues no contiene la frase “«y el que no distingue el día, para el Señor no lo hace»; tampoco da por sentado que la observancia del día de reposos fuera algo superado y que ya no estuviera en vigencia. Por esta misma razón, es que Pablo da un tratamiento distinto, aunque muchos lo han confundido, al asunto de las comidas, y  a la discusión relacionada con la observancia del día de reposo.  

II) El domingo como “día del Señor” versus el cuarto mandamiento del decálogo a la luz de Colosenses 2.16

Análisis textual de Colosenses 2.16
Respecto al texto de Colosenses 2.16 es preciso decir que no hay en éste un problema de crítica textual como el que sí vimos en Romanos 14.6; pero para ser exhaustivo, diré que ciertamente hay dos pequeñas variantes en dicho texto, aunque en realidad sin importancia alguna.  

La primera tiene que  ver la forma verbal “juzgue” (imperativo de la tercera persona singular). El caso es que mientras que la forma verbal que está en el texto griego es “krinéto” (juzgue), forma verbal de modo imperativo, tiempo presente, tercera persona singular del verbo “krino”: juzgar, condenar, decretar, decidir, considerar, pensar. Hay a su vez una variante textual de menos importancia que tiene la forma verbal “krináto”, que es un imperativo aoristo, tercera persona del singular, del mismo verbo “krino”.

Ahora bien, ¿existe, pues alguna diferencia en cuanto al sentido de la forma verbal “krinéto” (la que en verdad está en el texto griego) y la variante “krináto”? Sí. La diferencia está más bien en el énfasis. Me explico. Mientras que la forma verbal “krináto” apunta a una acción puntual, o sea, “nadie los juzgue a ustedes y punto”, como una acción para un momento específico; la forma verba que está en el texto griego, o sea, “krinéto”, va en la línea de: “nadie los juzgue a ustedes, ahora, ni después”, en la línea de una prohibición permanente.

La segunda observación textual tiene que ver con el hecho de que algunos manuscritos introducen la conjunción “o” (griego “e”) después de la palabra “comida” (griego “brósei”), cuando en realidad el texto griego no la incluye en esa parte.

Después de estas dos observaciones textuales, paro a dar mi propia traducción de Colosenses 2.16: “Nadie, pues, los juzgue a ustedes en asuntos relacionados con la comida, bebida, sección  (porción, parte, categoría) o día de fiesta, inicio de meses (novilunio), y días de reposo”

Ahora bien, ningún análisis serio de nuestro pasaje en cuestión debe perder de vista el contenido del versículo inmediatamente a continuación y su esencial relación con el versículo 16, principalmente la primera parte, observemos: “todo lo cual es sombra de lo que ha de venir” (versículo 17).

Ahora bien, ¿qué significa, pues, la expresión “todo lo cual es sombra de lo que ha de venir”? ¿Qué importancia tiene dicha expresión para nuestro análisis?

En primer lugar,  es vital que mantengamos presente el hecho de que respecto de los rituales de los que habla y respecto de los cuales no debía haber juicio alguno (versículo 15), está en tiempo presente.

Me explico. El que en el griego, y así en la traducción de Reina Valera y otras, se diga que las disposiciones dietéticas relativas a las comidas, las bebidas, los días de fiesta y las festividades que coincidían con el inicio de los meses, y la observancia de los días de reposo, que todo esto “es sombra” (en presente); apunta no a que el autor de la epístola a los Colosenses las considerara no vigentes y superadas, sino todo lo contrario. El autor de Colosense no dice que: “todo esto fue o era sombra”; sino “que es sombra.”

Por otro lado, tampoco debemos ignorar el tipo de relación que se establece entre el tipo y el antitipo, o sea, entre la figura y la realidad a la que dicha figura apunta. La figura pierde su vigencia, y su función, su capacidad indicadora cesa y pierde todo su valor, precisamente cuando la realidad a la que dicha figura apunta entra en escena, pero no antes.

Ahora bien, llama la atención que el autor de Colosenses deja ver muy bien claro que la realidad a la que apuntan las disposiciones dietéticas y festivas mencionadas en el versículo 15, no han perdido su vigencia; pues a la realidad a la que apuntan, todavía no ha entrado en escena; en otras palabras, todavía estamos bajo la sombra, en el tiempo del tipo, y no bajo el dominio de la realidad a la que dichas figuras o sombra apuntan. Esto así, pues dicha realidad todavía no ha entrado en escena. Por tal razón se expresa el autor de Colosenses, y de manera muy sabia por cierto, en la manera siguiente: “todo lo cual es sombra de lo que ha de venir, obsérvese, “de lo que ha de venir”, no “de lo que ya ha llegado”.

En verdad es preciso admitir que la discusión actual no tuviera sentido si el autor de Colosenses se hubiese expresado en la siguiente forma (pero insisto en que no fue así la forma en que precisamente se expresó): “Nadie los juzgue a ustedes respecto a asuntos de comida, bebidas, días de fiesta, celebraciones de inicio de meses, y días de reposo; puesto que todo esto no fue más que sombra de la realidad que ya estamos viviendo”.

Por otro lado, resulta muy interesante el hecho de que el autor de Hebreos, haciendo también referencia a algunas disposiciones del código mosaico, específicamente respecto del sacerdocio levítico, y reconociendo la vigencia del mismo, al momento de escribir dicha carta; se expresa este autor en la misma línea y en concordancia con el autor de Colosenses; reconociendo la vigencia de la “sombra” y el tipo, en su tiempo, cito: “… habiendo aún (todavía) sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; 5los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales…” (Hebreos 8.4 y 5).

Resulta también interesante que el mismo autor de Hebreos vuelve a referirse a algunos aspectos del código mosaico, insistiendo precisamente en que ellos, como sombra, están vigentes, mientras que la realidad superior a la que ellos apuntan, es todavía y más bien, una realidad futura, todavía por venir, observemos: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan” (Hebreos 10.1).

Consciente, pues, el autor de Hebreos de que las realidades superiores a las que apuntaban las disposiciones del código mosaico todavía no han entrado en escena del todo, aunque en parte sí; concluye insistiendo en el carácter futurista de dichas realidades, observemos: “3Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10.23-25). En esta misma línea va también Hebreos 13.14 “porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir”

Resumiendo, concluyendo, y asumiendo también el planteamiento de Gálatas 3.24, digo que: Si bien, como plantea Gálatas 3.24, habiendo entrado la figura de Jesús en escena, en cierto sentido la vigencia de la ley (como figura y tipo, y Jesús como realidad y antitipo), cede ante la entrada en escena de Jesús; por otro lado, dado que las más amplias realidades relacionadas al papel de Jesús asumido como Mesías y mediador, son realmente realidades futuras, y por venir, que todavía no han entrado en escena; desde esta perspectiva, concuerdan el autor de Colosenses y el de Hebreos en apuntar a la vigencia y el predominio todavía de la sombra y el tipo.

Ante la incuestionable verdad de que las más amplias y definitivas condiciones que trae consigo ministerio de Jesús como Mesías son todavía realidades futuras, que todavía no han entrado en vigencia; se comprende que para el autor de Colosenses y para el autor de Hebreos, todavía la función indicadora y señaladora de algunos aspectos del código mosaico, aún tienen lugar, y no se han de considerar como sin sentido.   

En conclusión, no dan por abolido el día de reposo, Romanos 14.6, ni Colosenses 2.16. No hay pues un mandato en el Nuevo Testamento que derogue la observación del día de reposo. Tampoco existe un mandato en el Nuevo testamento mismo, que exija la observación del domingo como día del Señor, así de sencillo,


¡Hasta la próxima!